LXXVII.
En el
cumpleaños de mi enamorada fuimos al mirador de la ciudad a sacarnos algunas fotografías,
un gendarme nos intercede y acusa a mi acompañante de haberse escapado del
colegio; se marchó desconfiado después de analizar nuestros carnets
universitarios. Pasado el almuerzo fuimos a mi cuarto y en el trayecto entramos
a la farmacia por unos preservativos, la doctorita me miró con desapruebo,
mi prenda amada al darse cuenta bromeó llamándome señor -siendo mi mayor ella con
casi un año-. En la noche entramos a una discoteca donde el de seguridad le exigió y revisó minuciosamente la identificación. La estábamos pasando muy bien hasta que unos tipos empezaron una
pelea campal que atrajo a las fuerzas del orden. Un policía que no entendía
razones quiso llevar detenida a mi enamorada y clausurar el boliche por tenencia
de menores. La discusión se extendió más de una hora. El dueño del lugar despidió
al Seguridad por dejar entrar menores sin escuchar explicaciones. La cumpleañera gritaba a oídos sordos que ya tenía 25
años.