LXXX.
Le robaron la
mochila al ir a la universidad. En ella
estaban su trabajo final para defender ese mismo día y lo más doloroso de
perder; su celular. Afligido llamó a su número varias veces de los móviles de
sus amigos. Por suerte el docente entendiendo el dilema le dió la oportunidad
de presentar su tesina al día siguiente. En cierta manera el estudiante se sentía
aliviado pues no había estudiado absolutamente nada.
Idearon con sus amigos un plan que llamara a la reflexión a quien tuviera la mochila. Todos empezaron a mandar mensajes desde sus dispositivos inventando una historia de un hecho lamentable: un accidente mortal en la carretera donde habían fallecido sus papás, sus hermanos, hasta sus mascotas diciéndole que fuera pronto a la universidad (con nombre y dirección) para que recibiera ayuda desde el rectorado. Transcurrió la mañana y jamás respondieron a ningún mensaje, mucho menos a las llamadas constantes que hacia, era evidente que no habían apagado el celular. Resignado y a la vez aliviado de tener más tiempo para seguir estudiando; escuchó su nombre en el altavoz de la universidad; habían dejado la mochila intacta en la portería. Cuando fue a recoger sus cosas se topó con su docente que le dijo sonriendo; "tiene 10 minutos para armar su ponencia”.