LXX.
El
antropólogo llegó al pueblo de donde debía viajar a sus comunidades más
alejadas para hacer su investigación. El Alcalde al recibirlo lo llevó a un
pequeño hotel donde debía esperar tres días hasta el retorno de Jorgito quien estaba
verificando unas motocicletas de reciente adquisición y que serían su
transporte. El investigador sin hacer preguntas supuso que el verificador era
el mecánico del pueblo. Cuando este arribó el día acordado montado en una
motocicleta especial para campo, el antropólogo absorto de la impresión percibió
que Jorgito era un hombre altísimo, robusto y con un exagerado sobrepeso, y
para su admiración apenas tenía una vaga idea de mecánica. El alcalde le
explicó que las motocicletas debían aguantar al más gordo del pueblo para verificar que
sean buenas.