AGUINALDO

 LXV.

Las conferencias del "coach" en motivación personal y alto rendimiento empresarial habían sido un éxito a nivel nacional. El extranjero a lo largo de una apretada agenda, había formado a miles de empleados de las empresas más grandes de Bolivia, cosechando agradecimientos y aplausos, solo le faltaba una charla privada antes de retornar a su país por las fiestas navideñas. Al Llegar al auditorio sintió un  descontento general entre la gente. Durante dos horas de exposición, puso en práctica todas las herramientas aprendidas ante un público muy difícil. El capacitador no recibió un solo aplauso. Desmoralizado, salió de la empresa con rumbo al aeropuerto. Preguntó al chofer por la apatía de los trabajadores y este furioso le explicó que todos los fines de años el dueño de la empresa regalaba una gran fiesta en el mejor restaurante de la ciudad, con carnes a la parrilla y barra libre a sus empleados, pero este año había decidido cambiar por un regalo más provechoso; una charla motivacional.    

PAR DE LOCOS

LXIV. 

El abogado había perdido gradualmente la razón. Su esposa para ocultar las apariencias lo mantenía oculto en casa, haciendo trámites legales con la firma de su esposo sin levantar sospechas. Un día que la mujer había salido, fueron a buscarlo unos clientes antiguos a quienes el abogado reconoció y al enterarse que uno de ellos estaba arrestado por insania mental, salió de su encierro apresurado a la corte para defenderlo. El juez al reconocer a su antiguo rival permitió la defensa. El abogado dio un discurso incoherente y por demás desfachatado que el juez mandó callar tajante, le dio la palabra al defendido quien expuso otra arenga más disparatada que el primero. Enfurecido el juez mando detener a los dos pensando que habían confabulado para burlarse de él en su primer día como magistrado.