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lunes, 26 de octubre de 2020

EL FALSO BRUJO

 XXX.

Habían pasado seis meses de ardua investigación etnográfica sobre la brujería en los andes bolivianos. Toda su información la tenía sintetizada en una laptop que siempre cargaba en su mochila, desconfiaba dejarla en el hotel. Unos días antes de partir a su país le contaron de un mercado clandestino donde podía conseguir información sobre la magia negra andina. Sin pensarlo dos veces fue a dicho lugar y mientras entrevistaba a los vendedores, compraba  los elementos rituales  que usaban los brujos para hacer maleficios. Al terminar la jornada cargó en su mochila las cosas adquiridas, con la intención de fotografiarlas en la tranquilidad de su cuarto.  Retornando a su hotel fue interceptado por dos delincuentes, quienes después de propinarle varios golpes robaron la valiosa mochila. La policía no pudo hacer nada, y el antropólogo tuvo que resignarse al punto de las lágrimas haber perdido meses de investigación. Esa noche mientras acostado en su cama sufría por la tragedia, escuchó voces en el pasillo, se levantó y caminó a la puerta desconfiado, la abrió de golpe y encontró su mochila en el piso, la levantó de inmediato y azotó la puerta al cerrarla. Revisó su contenido y se llevó grata sorpresa, le habían devuelto todo, incluida una nota que decía: “Te devolvemos tus cosas, no nos embrujes por favor.”


martes, 20 de octubre de 2020

ROBATELA

XXIX.

El joven y delicado médico del pueblo fue invitado a participar de la fiesta patronal que se celebraba en la plaza. Mientras conversaba con un anciano, observó a una hermosa cholita de ojos verdes y tez canela de la que quedo cautivado. Toda la gente se dio cuenta como la seguía con una mirada cariñosa. Varios pobladores que notaron éste enamoramiento le dijeron, “Si te gusta, róbatela”. Le comentaron que es costumbre de los jóvenes hacer aquello para conseguir esposa, mientras bailan agarran a la mujer de la mano y la jalan a las afueras del pueblo, si a la muchacha le gusta el hombre, después de resistir un poco se escapa con él, si no le gusta pide ayuda a sus amigas y entre todas no permiten que el hombre se la robe. Cuando la moza empezó a sonreír coqueteando al médico, éste tomó valor y caminó por medio de la gente dispuesto a robarse a la mujer. Se acercó y la invitó a bailar. Pasaron unos minutos y el médico le agarró de la mano y quiso correr con ella jalándola con toda su fuerza, pero éste cayó al suelo al primer paso que dio. Se levantó avergonzado ante la risa de los espectadores, saludo con una venía a la muchacha y se retiró. Volvió a la compañía del anciano quien le preguntó si se había resbalado, el joven apenado negó con la cabeza. Después de unos tragos le contó avergonzado que la muchachita, pese a su delicada forma, resultó ser mucho más fuerte que el, seguramente por sus labores en el campo.


lunes, 12 de octubre de 2020

TOROMUCH'A *

 XXVIII.

El muchacho llegó por primera vez al pueblo de su abuelo a conocer sus costumbres y tradiciones. Fue bien recibido por los comunarios y parientes con quienes compartió una comida tradicional y embriagadoras jarras de chicha. Cantaron y bailaron todo el día al compás de un charango hasta que la noche llegó serena. El joven, ya ebrio se fue al corral con una linterna que se apagó a medio camino. Entró al establo a tientas, se bajó el pantalón mientras se acuclillaba. Para no perder el equilibrio, con un abrazo se sujetó de un palo de la valla abrazándolo bajo su axila. Cuando ya empezaba a funcionar su estómago fue elevado con brusca fuerza por el palo al que se había aferrado. Terminó parado por completo topándose cara a cara con un toro. Salió gritando asustado del corral mientras se subía el pantalón, los familiares acudieron a socorrerlo y al analizar lo que pasó en aquel lugar, estallaron en carcajadas porque el muchacho se había sujetado del cuerno de un toro y no así de un madero del redil.

*(Del quechua much'ay = besar)


lunes, 5 de octubre de 2020

ORFANATO Y POESIA

 XXVII.

Un grupo de escritores había realizado un concurso de poesía con el objetivo de recaudar fondos para el orfanato de la ciudad. Después del éxito, los organizadores fueron a entregar el dinero recaudado en televisado acto protocolar. Invitaron a los ganadores del concurso leer sus poemas: uno abordaba el delicado tema del abandono infantil y el sufrimiento en las calles, el segundo hablaba sobre la ausencia materna y el dolor de la muerte, siendo el tercero más lacerante con su visión catastrófica de un futuro de penurias para los infantes. Por último, se invitó a un niño del recinto a leer un poema, que lo había escrito para dicho acto, en simples palabras el huérfano con voz llena de ternura habló sobre el amor, los juguetes y las golosinas.