LXXI.
Llegó del
campo a la ciudad con la intención de trabajar y hacer mucho dinero. Fue a
todas las oficinas donde había vacantes para chofer, pero en todas le pedían
que mandara su hoja de vida a un correo electrónico. El hombre que desconocía que
era un e-mail, y mucho menos de la
tecnología digital, decidió callar avergonzado por su ignorancia cibernética.
Al no encontrar un contrato laboral como chofer, empezó a realizar otro tipo de
trabajos hasta juntar un dinero que le alcanzó para comprar un taxi. Con el
tiempo y mucho esfuerzo llegó a poseer buses y camiones que circulaban por todo
el país.
Una contadora
que contrató para poder supervisar toda esa fortuna, le pidió que le facilitara la información contable a su e-mail, el hombre avergonzado le confesó que nunca supo que
era eso. La joven sorprendida le dijo: “Imagínese donde estaría usted si tuviera un correo electrónico”, el hombre
molesto le contestó; “seguramente sería chofer de alguna oficina”.
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