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sábado, 27 de agosto de 2022

CHARLATÁN

 LXI.

Antes que dijera alguna palabra, el chamán le cortó con un gesto de mano para demostrarle  que no era un charlatán. Asombrada dividió la baraja mientras él con los ojos cerrados repetía oraciones inteligibles. Acomodó carta tras carta sobre la mesa frente a la silenciosa mujer: –Perdió un ser querido– dijo, mientras ella se acomodaba el velo negro de su cabeza, continuó ceremonioso –pero en las cartas sale que hay un hombre que está detrás de usted–. Mi vecino, sonrió la señora avergonzada. El augur prosiguió; –veo que hay una mujer que le tiene mucha envidia–. Seguro mi hermana pensó ella furiosa. –Acá veo que va montar un gran negocio– dijo el hombre y así prosiguió adivinando futuros y pasados, ante la mujer que lo observaba embelesada por su certeza. Salió del cuartucho satisfecha porque recibiría una rebaja de la costosa limpia espiritual, pese a que ella fue a consultar un adivino para indagar quien había robado sus joyas.