LXI.
Llegó al
hospital después de ir al salón de belleza para realizarse una pequeña
intervención quirúrgica. Le pidieron que se quitara el maquillaje y se despintara
las uñas para que no exista riesgo de infección, pero ella se negó amenazando
con demandar al hospital si es que arruinaban su apariencia, como le había instruido su abogado. El medico anestesiólogo que llegó atrasado al quirófano la hizo dormir sin percatarse que solo era anestesia local. Las enfermeras
aprovecharon de quitar el maquillaje y el esmalte de uñas, con tiempo
suficiente para embellecerla antes que despertara. Cuando la señora despertó el
médico le dijo que todo había sido un éxito y que estaba de alta. Buscó un
espejo y estaba tal como había ingresado, con una pequeña alteración; el color de
sus uñas era distinto, pero ella no tenía pruebas para demostrar lo contrario. Se fue sin decir nada bajo las miradas susceptibles
de las enfermeras.