XXVI.
–Abuelita,
no entiendo ¿Cómo es que odias tanto al vecino?, sin embargo; todos los días les
das tanta comida a sus perritos.
–Los
animalitos no son culpables de que su dueño sea un crápula.
–Ahí
viene el vecino seguro para agradecerte.
–¡Señora,
le voy a pedir por favor que deje de alimentar a mis perros, me llenan toda la
casa de mierda!
–¡Si lo sé!
Ahora salga usted de mi césped.