LIX.
Los niños
entraron a la casa con regalos que habían adquirido en complicidad con su padre.
El menor a quien le gustaba la crema batida le regaló a su mamá un bol para que
le hiciera el rico manjar. El del medio le
obsequió una base de cristal para que le preparara pizza. El mayor una docena
de tazas para que sean llenadas con el exquisito arroz con leche insuperable
que ella hacía. El papá orgulloso, le regaló las últimas ollas antiadherentes. La
madre sin reclamos y alegre por tenerlos a todos juntos, espero hasta el día
del niño y del padre; donde obsequió a cada uno detergente para vajilla, esponjas
y unos guantes de látex para que lavaran los regalos del día de la madre.