XXVIII.
El muchacho llegó por primera vez al pueblo de su abuelo a conocer sus costumbres y
tradiciones. Fue bien recibido por los comunarios y parientes con quienes compartió
una comida tradicional y embriagadoras jarras de chicha. Cantaron y bailaron todo
el día al compás de un charango hasta que la noche llegó serena. El joven, ya ebrio
se fue al corral con una linterna que se apagó a medio camino. Entró
al establo a tientas, se bajó el pantalón mientras se acuclillaba. Para no perder
el equilibrio, con un abrazo se sujetó de un palo de la valla abrazándolo bajo su axila. Cuando ya
empezaba a funcionar su estómago fue elevado con brusca fuerza por el palo al que se había aferrado. Terminó parado por completo topándose cara a cara
con un toro. Salió gritando asustado del corral mientras se subía el pantalón, los familiares acudieron a socorrerlo y al analizar lo que pasó en
aquel lugar, estallaron en carcajadas porque el muchacho se había sujetado del cuerno de un toro y no así de un madero del redil.
*(Del quechua much'ay = besar)
😱😱🤣🤣🤣🤣
ResponderEliminarBuenisimo
Eliminar😂😂😂
ResponderEliminar🤣🤣🤣🤣🤣
ResponderEliminarUna anegdota mas de tantas que tienes!!!
😂😂😂
ResponderEliminarQue buenisima y re chistosa. A seguir con tan buenos cuentos.
ResponderEliminar🤣🤣🤣🤣🤣, la linterna le jugó mal
ResponderEliminarMorii 😂 😂 😂
ResponderEliminar😆😆😆😆😆👍👍👍
ResponderEliminar😆😆😆😆😆👍👍👍
ResponderEliminarJa, ja bastante bueno. Humorístico. :)
ResponderEliminarPrimix, me hiciste reir.... Saludillos marquiño
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