XXXVII
Los jóvenes salieron de la cafetería tarde en la noche
jugando y riendo. Caminaban por su ruta acostumbrada y se les acercó un
delincuente blandiendo un puñal. Entregaron las billeteras y los celulares
mientras temblaban de miedo, uno de ellos le suplicó que les dejara sus
documentos, pero zigzagueó en el aire la filosa arma y se quedaron callados. Cuando
el malhechor empezó a caminar para la huida, uno de los jóvenes le dijo
sonriente: “Hasta luego, que le vaya
bonito”. El ladrón pensó que se burlaban de él, retornó en sus pasos para
golpear al muchachito que había hablado, pero los otros le suplicaron que no lo
hiciera, que no podía evitarlo porque tenía síndrome de Down. El hombre observó con extrañeza la sonrisa afable y se alejó corriendo. Después de reponerse del susto
comenzaron a caminar por su ruta, grande fue la sorpresa al encontrar sus
documentos personales tirados en la calle a una cuadra de ellos.
Siempre lo botan los documentos jejejeje
ResponderEliminar😊😊
ResponderEliminarQue hermoso cuento
ResponderEliminarPara reflexionar...
ResponderEliminarLa inocencia ganó
ResponderEliminarLa mejor y grande arma abre todo es el poder de la palabra ficha con AMOR
ResponderEliminarGracias por este compartir
Hermoso el cuento gano la inocencia del muchachito
ResponderEliminarAsí es la inocencia, erosiona cualquier alma de corazón duro y ennoblece al más desalmado por el reflejo mismo de su verdad.
ResponderEliminarVamos por más cuentos Marquiño Arancibia. Felicitaciones.
ResponderEliminarExcelente... La bondad reluce!!! Gracias por compartir tus cuentos 😊
ResponderEliminarQué dulce el muchachito 😌
ResponderEliminar😀😃😁😆
ResponderEliminarMuy bueno...
ResponderEliminarMuy buen cuento.
ResponderEliminarMuy bueno 👏👏👏👏😊
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