Las imágenes danzan entusiastas
escapando
del mágico lienzo
para
encontrar refugio
en las
mirada de quien sabe observar.
Atraviesan el
límite de la imaginación
susurrando
secretos de historias
que no
tienen tiempo ni espacio
y germinan del
rizoma de lo etéreo.
Se extienden
como un río de ensueño
las
pinceladas en matizados trazos
que se guardarán
en la inquietud
de las
pretensiones del lenguaje.
Pero son las
alas extensas del artista
que nos
encumbran a lo íntimo de la mirada
sobre una
paleta de colores sempiternos
que ciñen
nuestro sueño insondable.
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