Una melodía me dijo en un sueño
que algún día nos volveremos a ver.
Desde entonces
vivimos buscando un atajo
sin soltar el hilo dorado
en los laberintos del
infortunio.
Me dijiste que sí, luego
dijiste no,
la sensación fue
otra forma de perder el
tiempo
ante un consuelo inútil
que encuentra ausencia en
la esperanza.
Toda historia simple
se
olvida pronto.
Las palabras trenzadas en
versos
las superan otras
cabelleras.
El tiempo pasa abrazando
de prisa
a los corazones que
apuestan por lo eterno.
Un principio y un destino
cultivado
por cuerpos que son eso,
solo cuerpos.
Las palabras también
tienen caducidad.
Los insomnios rebasan los
estanques
y la lluvia limpia las
derrotas.
Solo queda un pequeño
recuerdo
que brinca de vez en
cuando
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