III.
Tuvo que
dejarlo todo para tenerla. Pero ella se fue marcando una dura distancia. Su
corazón desecho tuvo que ser condenado a perdurar. Los días se tornaron en
extremo largos. El viento se interponía entre el orgullo y la desesperación,
entre el hogar y el vagar. Nunca tuvo un sitio donde regresar.
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