—Allá en
Riberalta pa’ entrar a mi chaco, tenemos que pasar por medio de un curichal. Pero
pariente, ahí hay una sendita que en la mañana está en un lado y a la tarde en
otro. Siempre nos preguntamos cómo es que se mueve aquel caminito, y resulta
que había sido una tortuga gigante, tan vieja será, que en su lomo le crecieron
ambaibos de cinco metros de altura y otros árboles más.
—Eso si es
imposible, no le creo nadita.
—Es la
purita verdad. Se lo juro por mi mamacita.
—A mí me
pasó algo extraño como usted cuenta. Un día lluvioso estaba yendo en moto a
Tumupasa, y justo al llegar al río Sayubá éste había crecido demasiado. Como
estaba apurado me animé a cruzarlo. La fuerza era tanta que me arrebató la moto
río abajo y apenas salve la vida. Después de un mes cuando pararon las lluvias,
fui a buscar mi motocicleta río abajo. Y aunque no crea pariente, después de
andar unos cien metros vi que brillaba algo, y era pues mi moto que todavía
tenía la luz prendida.
—Eso sí que
no le creo pariente, me toma por tonto.
—Si usted no
me cree, yo le tengo una solución pa’ unir criterios.
—Lo escucho.
—¡Usted
sáquele los ambaibos a su tortuga y yo le apago la luz a mi moto!
Que interesante relato, y si tal cuál, saludos amigo y cuídate mucho
ResponderEliminar🤣🤣🤣🤣🤣
ResponderEliminarJajajja par de mamones?
ResponderEliminar🤣🤣🤣 genial
ResponderEliminarMuy bueno
ResponderEliminar😂😂😂 Muy divertido amigo!
ResponderEliminar😅😅😅😅😅 que buena ...!
ResponderEliminarBonito el relato felicidades
ResponderEliminarBonito
ResponderEliminarMe gustó, así somos a veces...
ResponderEliminarFelicidades me gusto
ResponderEliminarExelente🤣🤣🤣
ResponderEliminarJajajaja buena eh quiño
ResponderEliminar😂😂😂👍
ResponderEliminarJajaja Buena Quiño
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