like

Seguidores

miércoles, 5 de agosto de 2020

AMBAIBOS Y MOTOCICLETAS

XVII.

—Allá en Riberalta pa’ entrar a mi chaco, tenemos que pasar por medio de un curichal. Pero pariente, ahí hay una sendita que en la mañana está en un lado y a la tarde en otro. Siempre nos preguntamos cómo es que se mueve aquel caminito, y resulta que había sido una tortuga gigante, tan vieja será, que en su lomo le crecieron ambaibos de cinco metros de altura y otros árboles más.

—Eso si es imposible, no le creo nadita.

—Es la purita verdad. Se lo juro por mi mamacita.

—A mí me pasó algo extraño como usted cuenta. Un día lluvioso estaba yendo en moto a Tumupasa, y justo al llegar al río Sayubá éste había crecido demasiado. Como estaba apurado me animé a cruzarlo. La fuerza era tanta que me arrebató la moto río abajo y apenas salve la vida. Después de un mes cuando pararon las lluvias, fui a buscar mi motocicleta río abajo. Y aunque no crea pariente, después de andar unos cien metros vi que brillaba algo, y era pues mi moto que todavía tenía la luz prendida.

—Eso sí que no le creo pariente, me toma por tonto.

—Si usted no me cree, yo le tengo una solución pa’ unir criterios.

—Lo escucho.

—¡Usted sáquele los ambaibos a su tortuga y yo le apago la luz a mi moto!   


15 comentarios: