XXXVI.
El
solitario muchacho salió del trabajo cabizbajo. Se paró en la vereda observando
si se aproximaba algún taxi, ya que estos no pasaban con regularidad por aquel lejano
lugar. A su lado se asomó su hermosa compañera que le sonrió afable. Ambos levantaron
la mano cuando apareció el motorizado. Atento el muchacho le abrió la puerta,
pero ella había olvidado algo y le dijo con voz amable si podía esperarla. El
chico asintió con la cabeza mientras la mujer entraba corriendo a su oficina. No
tardó ni un minuto en salir, pero el automóvil se había marchado. El muchacho estaba
parado observándola sonriente, la mujer le preguntó angustiada el por qué no
hizo que el automóvil la esperara. Avergonzado el joven se dio cuenta que no se
refería a él.
Vaya che.. No me lo esperaba el final. Jajaja saludos Quiño
ResponderEliminarsiempre hay ilusos, claro que era más importante el auto que el muchacho
ResponderEliminarUta che, que mujer no???
ResponderEliminar😀😀😀
ResponderEliminar😀😀😀
ResponderEliminarJajajaja y así es como nos hacen comer de sus manos...
ResponderEliminarMnn típico 🤷♂️
ResponderEliminarQué caray... Je, je creí que terminaría con un final feliz. Pero estuvo muy bueno, uno inesperado. :) Genial.
ResponderEliminar👍👏👏👏
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